Un domingo diferente: baile y reflexión
Mientras que dos de los clubes de fútbol más emblemáticos jugaron un nuevo capítulo de su rivalidad, a pocos minutos de allí, la habitación de Pina Bausch en el Mercat de Les Flors organizó una experiencia artística que trasciende el deporte. ‘Mónica’, una obra de Federico Vladimir y Pablo Lilienfeld, atrajo a una audiencia diversa con su mezcla de nudismo, arte visual y tributos familiares.
Un escenario lleno de emociones
La habitación, transformada en una galería efímera, ofreció una atmósfera cálida e íntima. El trabajo explora la vida de las dos madres de los creadores, ambas llamadas Mónica, que comparten una historia de migración y adaptación. A través de su narrativa, el trabajo nos transporta a las experiencias de estas mujeres que crecieron en Argentina y terminaron encontrando un nuevo comienzo en España.
Historias de vida y arte
Con un fondo que recuerda el pasado, la pieza tiene una mirada única a la maternidad y la creatividad. Las mamás, con diversos orígenes, vivieron realidades que influyeron en su carrera profesional. Uno se convirtió en dentista, mientras que el otro dedicó su vida al arte. Sus experiencias se reflejan en las obras que se muestran en el escenario, con un estilo que combina un surrealismo ingenuo y amistoso.
Un viaje entre kitsch e introspección
La obra, que incorpora elementos musicales, se desarrolla con una combinación de videos y actuaciones en vivo. Aunque las ideas son brillantes, su ejecución puede parecer desigual, con momentos que necesitan una mayor precisión técnica. Sin embargo, las reflexiones sobre la mirada y la ausencia se convierten en los verdaderos protagonistas de la narrativa.
La rebelión de las madres
Las voces de las madres resuenan en la pieza con un mensaje poderoso: no necesitan ser considerados para validar su existencia. Esto se convierte en un mantra que desafía las expectativas y representa una nueva forma de percibir la maternidad. Las anécdotas que comparten aportan una dimensión más rica al trabajo, enfatizando la importancia de honrar sus historias.
Un fin que invita a la reflexión
Con una duración que puede parecer excesiva, el trabajo culmina en una canción que fusiona al personal con lo simbólico. La frase ‘sin dejees significa’ se convierte en un recordatorio de la importancia de la individualidad. Por lo tanto, ‘Mónica’ se presenta como una carta de amor a todas las madres, recordándonos que, al final, son los verdaderos creadores de la vida.
A través de la danza y el arte, Federico y Pablo nos dan una visión renovada sobre la maternidad, un tributo que resuena en el corazón de todos los que han sido influenciados por sus madres, recordando que cada historia es única y digna de ser celebrada.