Una estera de coexistencia: reflexiones de una visita familiar

Recordando visitas a la tía abuela

Todos los miércoles por la tarde, la escuela se convirtió en el punto de partida para un viaje especial a mi tía abuelas Victoria, que residía en Rambla Catalunya, a pocos minutos de nuestra escuela. Ella era un ritual familiar que nos unió, y mi madre estaba emocionada de verla, una mujer que vivía hasta ciento ocho años.

Un bocadillo lleno de nostalgia

La casa de entrada siempre era acogedora; La victoria nos recibió con un refrigerio que parecía un cuento de hadas: galletas crujientes y leche dulce, ya sea con azúcar o cacao. Con mis hermanas, nos sumergimos en juegos antiguos que ella había mantenido con amor, como un bingo y un mercado de madera donde jugamos para ser clientes y dependientes.

El tapiz: más que la decoración

Entre todos esos recuerdos, lo que más me cautivó fue el gran tapiz que colgaba en el comedor. Pintado por la victoria y su hermana, mostró a un niño de nuestra edad rodeado de una compañía animal inusual: un león, una pantera, un cordero, un lobo y una vaca. El niño, con un abrazo al león, guió a esta peculiar Manada en un camino que parecía estar lleno de aventuras.

Imaginando historias

Cada vez que miraba esa imagen, mi imaginación volaba. Me preguntaba qué aventuras vivirían juntas, el niño y los animales, y quería ser parte de esa historia de coexistencia y armonía.

Un mensaje de esperanza

Con el tiempo, descubrí que el tapiz era mucho más que una obra de arte. Representaba un mensaje de esperanza, un recordatorio del pasaje bíblico de Isaías 11: 6-9, que habla de un mundo en el que los animales, generalmente considerados enemigos, coexisten en paz, guiados por un niño inocente.

Victoria: testigo de tres siglos

La victoria, que vivió tres siglos, fue testigo de guerras y momentos de paz. Hoy, en un mundo que todavía está luchando contra la división y el conflicto, la imagen de ese niño abrazado por el león nos invita a creer en la posibilidad de coexistencia y armonía, como promete Isaías, cuando el conocimiento del Señor llena la tierra.

Reflexiones finales

Ese tapiz, con su rico y profundo simbolismo, sigue siendo una fuente de inspiración. En un tiempo marcado por la incertidumbre, nos recuerda que la paz y la comprensión son valores que siempre podemos aspirar a lograr, y que las historias de la unidad son las que, después de todo, nos unen como sociedad.

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