Descubriendo el encanto de Hotel Casa Fuster
Cuando el calor del día cede, salimos a disfrutar de una cena y a dar un paseo por la encantadora vila de Gràcia. Nos dirigimos al Hotel Casa Fuster, un lujoso establecimiento de 5 estrellas alojado en un edificio modernista diseñado por el renombrado arquitecto Lluís Domènech i Montaner en 1908, el cual ha sido recientemente renovado. Este edificio fue un regalo del empresario catalán Mariano Fuster i Fuster a su esposa Consol Fabra i Puig, hija del marqués de Alella, nombre que ahora lleva el restaurante Aleia.
El galardonado restaurante Aleia
Ubicado en el primer piso del hotel, encontramos el restaurante Aleia, que hace un par de años fue premiado con un Sol Repsol y una estrella Michelin. Bajo la dirección del chef de Jerez, Rafa Bedoya, quien se formó en Le Cordon Bleu de París y ha trabajado en prestigiosas cocinas como Azurmendi, El Cenador de Amós y El Celler de Can Roca, el Aleia ofrece una propuesta culinaria única.
Un menú degustación que une dos territorios
Paula Miguel, la jefa de sala, nos recibe y nos cuenta sobre el chef Bedoya, oriundo de Jerez de la Frontera, y cómo ha sabido fusionar los recetarios de su tierra con los nuestros. Durante el menú degustación de diez pases, probamos productos y recetas tanto de Andalucía como de Cataluña, en un encuentro de sabores impresionante.
Iniciamos la degustación
La experiencia comienza con una ostra del delta del Ebro acompañada de mignonnette de sakura, una hoja de cerezo japonés liofilizada y una gelée hecha con el agua de la ostra misma. A continuación, una gamba blanca de Tarragona con crema de raifort y aceite de perifollo, maravillosa en sabor. Todo esto, acompañado por una copa de Fino Rama Fernando de Castilla, una añada exclusiva para el restaurante, según nos explicó el sumiller Andrés Moreno.
El chef nos recibe
Rafa Bedoya se acerca para saludarnos, expresando su satisfacción por la ubicación del restaurante y valorando positivamente los últimos años. Aunque al principio fue un reto por estar en la primera planta y llegar desde otra ciudad, la obtención de la estrella Michelin en menos de un año los impulsó en el ámbito gastronómico de la ciudad. El chef se muestra optimista y enfocado en llegar a más clientes locales y nacionales.
Actualmente, Aleia atiende a unos veinte comensales por servicio, y curiosamente, muchos de sus clientes son asiáticos, gracias a la reseña de una reconocida influenciadora en su continente.
Explosión de sabores
La cena continúa con un bonito del norte al estilo del sur, con piriñaca, una mezcla de pimiento, cebolla y tomate, ahumado con sarmiento para un toque a brasa, junto con tomates de colgar, cebollitas confitadas y un gazpacho de pimiento. Este plato lo maridamos con una Cuvée Total Oriol Artigas, un vino natural rosado de Alella.
Luego llega una exquisita vieira con salsa al champagne, aunque esta vez hecha con cava, acompañada de una soubise con cebolla de Figueres. La acidez del cava contrasta de maravilla con la dulzura de la soubise.
Seguimos con tarantelo de atún rojo, la parte entre la ventresca y el lomo blanco, con rábano curado en sal y esencia de agua de tomate, que juntos forman una elegante rosa. Este plato lo acompañamos con un vino blanco La Farruca de la bodega Mario Rovira de Alella.
Los sabores del sur y más
Viene el flan ibérico acompañado de rebozuelos, anguila ahumada y melón, todo con un toque de consomé de jamón y un chorro de manzanilla. El maridaje perfecto es un Cíclic Blanc D.O. Costers del Segre, un vino sorprendente.
Nos traen dos panes artesanos: un mollete de Benaoján, un pueblo de Málaga, y un redondo de triticum, que acompañamos con aceites vírgenes de Jaén (Raza Aove) y Cataluña (Portalé), y un tuétano asado. El aceite de Jaén nos impresiona con su intensidad.
Platos extraordinarios
Continuamos con una cigala a la brasa con beurre blanc de amontillado y aire de sus cabezas, además de un pargo soasado con huevos de salmón y gazpacho de navajas y mejillones. Este primer plato lo maridamos con un Vendanges Manuelles de la región de las Côtes du Jura, Francia, y el segundo con un Lumiére de Cádiz, hecho con uva palomino.
Terminamos con un filete de Rubia Gallega madurado cuarenta días, acompañado de patatas, pimientos y lechuga. Este plato lo disfrutamos con una copa de La Inflexión, un vino de Raúl Moreno.
Un final dulce
Los postres no se quedan atrás: un aguacate con caviar Oscietra y nata, miel y mató con queso y boniato, y una Catania con almendra, chocolate y trufa. Todo acompañado por una copa de moscatel de Alejandría.
El restaurante Aleia logra una cocina imprescindible al mezclar productos y recetas del sur con los de Cataluña, con toques franceses en muchas elaboraciones que elevan cada plato a la excelencia. Es un lugar ideal para deleitarse con una de las mejores cocinas de la ciudad en un entorno privilegiado.