La Ribera d’Ebre vive estos días una de sus campañas más espectaculares: la floración de sus campos de frutales. Los almendros y melocotoneros son los primeros en ofrecer un espectáculo de blanco y rosa que contrasta con el verde del paisaje. El tiempo ha hecho que la floración se haya retrasado un poco, pero esto no ha impedido que este fin de semana se hayan organizado diversas actividades dentro del programa ‘La Ribera en flor’ en localidades como Vinebre y Ascó, donde los visitantes han ha podido disfrutar de una ruta entre plantaciones y de una cata de productos locales de miel, vinagre y chocolate.
La caminata ha sido guiada por un experto en fruticultura, que ha explicado las características de los distintos árboles y sus variedades. Los participantes han podido observar de cerca a los almendros, que son los que antes florecen y que dan un toque de blanco al paisaje. Después vendrán los melocotoneros y los cerezos, que aportan más color con sus flores rosadas. La floración dura entre dos y tres semanas, dependiendo de las condiciones climáticas, y se prevé que llegue a su punto máximo en los próximos fines de semana.
La ruta se ha completado con una cata de productos elaborados por el apicultor Lluís Busom, de Mel Somper, que ha mostrado su labor a los asistentes, mayoritariamente provenientes de Barcelona y su entorno. ‘La gente que viene tiene mucha curiosidad, sabe lo que quiere y viene a vivir la naturaleza de una manera diferente, como es la floración, que es un fenómeno único’, ha destacado Busom. El perfil de los turistas que acuden a la campaña es de proximidad, principalmente catalanes, pero también valencianos y habitantes de la Franja.
Flores y territorio, una combinación exitosa
‘La Ribera en flor’ es una iniciativa que busca crear sinergias entre diferentes empresas y productores de la comarca, así como posicionar sus atractivos paisajísticos sin caer en la masificación. Así lo ha explicado a la ACN la técnica de desarrollo turístico del consejo comarcal de la Ribera de Ebro, Mònica Sabaté, que ha añadido que la campaña permite dar a conocer el conjunto de municipios en un momento especial como es el de la floración de los frutales.
A diferencia de otros lugares, como Aitona, los campos de frutales de la Ribera d’Ebre están distribuidos por toda la comarca, lo que hace que la floración sea más variada en el tiempo. El modelo ebrense, además, busca dar un valor añadido con propuestas que combinan el conocimiento del territorio desde diversas perspectivas.
Así, el programa incluye salidas en bicicleta o carro, talleres de escritura o catas de vermuts, vinos, miel o pastelitos típicos de la zona. ‘Desde el primer momento tuvimos claro que el programa no podía ser sólo pasear por los campos floridos, sino que había que añadir otras actividades. Por un lado, con los productos agroalimentarios, no sólo relacionados con la fruta, sino también con el aceite y vino, mermeladas, postres dulces y bebidas típicas de la comarca, pero también con el patrimonio cultural e histórico’, ha asegurado Sabaté .
A la espera del estallido del resto de árboles
En cuanto a la floración, después de los almendros les seguirán los melocotoneros y finalmente, los cerezos, situados en las zonas más elevadas como la Torre del Espanyol, Tivissa o la Sierra de Almos. El programa ‘La Ribera en flor’ se alargará previsiblemente hasta principios de abril en trece municipios de la comarca.
Pendientes del tiempo que hará los próximos días, y por tanto, de cómo evolucionará la floración, la Ribera d’Ebre espera superar los 1.200 visitantes de la campaña anterior, aunque la organización hace hincapié en la calidad de la propuesta más que en la cantidad de participantes.