Informe del Tribunal de Cuentas Europeo sobre hidrógeno
La semana pasada, el Tribunal de Cuentas Europeo (TCE) presentó un informe que examina los objetivos relacionados con el hidrógeno verde establecidos por la Unión Europea. El hidrógeno verde se refiere al hidrógeno que se produce a través de un proceso conocido como electrólisis, en el cual se separan los componentes del agua, generando hidrógeno y oxígeno, utilizando electricidad proveniente de fuentes renovables.
Retos en la descarbonización de ciertos sectores
Existen sectores en la economía que son particularmente difíciles de descarbonizar y electrificar. En tales situaciones, el hidrógeno verde podría ser una solución crucial para disminuir las emisiones contaminantes. Entre los sectores destacados se encuentran la producción de acero, la industria petroquímica, la cementera y la fabricación de fertilizantes. Además, el hidrógeno verde también puede utilizarse como un medio para almacenar energía, lo cual contribuiría a la flexibilidad del sistema energético. Sin embargo, este almacenamiento no está exento de inconvenientes, ya que el proceso de transformación conlleva grandes pérdidas de energía que afectan su eficiencia general.
Dependencia actual del hidrógeno convencional
En la actualidad, un 96% del hidrógeno consumido en Europa se produce a partir de gas natural, lo cual convierte a esta práctica en una fuente significativa de emisiones de dióxido de carbono (CO2). La transición hacia el hidrógeno verde tiene varios desafíos en su camino.
Costos de producción y sostenibilidad
Los costos asociados a la producción de hidrógeno verde no resultan competitivos en comparación con el hidrógeno convencional. De hecho, ya se están llevando a cabo subastas similares a las de energías renovables para fomentar su evolución a largo plazo. Datos de 2022 revelan que el costo de producción de hidrógeno obtenido del gas natural varía entre 1 y 3 dólares por kilogramo, mientras que la producción de hidrógeno verde oscila entre 3,4 y 12 dólares por kilogramo. Adicionalmente, la producción de hidrógeno verde requiere recursos adicionales de electricidad y agua, lo que provoca debates sobre los posibles usos alternativos de estos insumos. Finalmente, el transporte y la distribución del hidrógeno verde requieren una infraestructura física que no siempre puede aprovechar las instalaciones existentes para el gas natural.
Objetivos para el 2030 bajo scrutinio
El órgano de auditoría europeo ha sido claro en cuanto a las metas establecidas para la implementación del hidrógeno verde de cara a 2030. La Unión Europea se comprometió a alcanzar determinados objetivos que fueron intensificados en respuesta a la crisis ocasionada por la invasión de Ucrania. Sin embargo, el TCE señala que los objetivos referentes al hidrógeno verde, tanto en términos de capacidad operativa como en producción, no están suficientemente definidos. Existe, incluso, cierta incoherencia en las cifras planteadas en los documentos presentados por la Comisión Europea a lo largo de los últimos años. Además, hace énfasis en que estos objetivos han sido impulsados más por motivaciones políticas que por análisis sólidos, lo que lleva a la conclusión de que es poco probable que se logren antes de 2030.
Perspectivas y realismo en las proyecciones energéticas
Esto implica un nuevo enfoque realista acerca de las proyecciones energéticas a nivel europeo y global en este sector. De acuerdo con información suministrada por la Agencia Internacional de la Energía (IEA, por sus siglas en inglés) a principios de este año, solamente un 7% de los proyectos de hidrógeno verde anunciados en esta década se prevé que alcancen una plena capacidad operativa para el año 2030. La IEA ha identificado que los proyectos que llegan a una decisión final de inversión son limitados, y en los últimos años se ha observado un aumento en los costos.
La importancia del apoyo gubernamental
Este organismo subraya que es vital que los gobiernos apoyen las decisiones de inversión mediante políticas coherentes que fortalezcan la demanda. La descarbonización representa uno de los retos más complejos que enfrenta la Unión Europea y el resto del mundo, y el informe del TCE sobre el hidrógeno verde evidencia cómo, en ocasiones, la voluntad política puede sobreponerse a la realidad factual.