El amor en el cristianismo
El cristianismo es a menudo asociado con el amor, destacando su esencia amorosa de Dios y la importancia del amor en la fe cristiana. Este principio fundamental de la fe cristiana resalta el amor de Dios hacia los seres humanos, expresado en el versículo Jn 4,16: “Dios es amor (agapé), y quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él. ”
El amor benevolente y el amor concupiscente
San Agustín diferenció el amor benevolente, específicamente cristiano, del amor concupiscente. El amor benevolente, conocido como el agapé, es considerado como el amor digno de los cristianos, mientras que el amor concupiscente es visto como un amor exigente, involuntario y puramente erótico.
Eros i agapé
La cuestión sobre la relación entre eros y agapé ha sido objeto de debate. Anders Nygren defendió la diferencia radical entre el eros griego y el agapé cristiano, afirmando que Platón no tenía conocimiento del agapé y san Pablo, aún menos de eros.
La visión de Benedicto XVI
Benedicto XVI puso en entredicho la división nítida entre eros y agapé, argumentando que radicalizar la oposición entre estos dos tipos de amor podría conducir al cristianismo hacia una desvinculación de relaciones vitales fundamentales de la existencia humana.
El diálogo con Nietzsche
El Papa dialogó con Nietzsche sobre el erotismo, rechazando la idea de que el cristianismo hubiera envenenado al eros. Este diálogo inusual fue visto como un gesto de caridad, puesto que abrió la puerta a una reflexión sobre el amor en la humanidad.