Un panorama de tensión judicial
El 24 de agosto marca un momento clave en el escenario político español. Las aguas parecen haberse tranquilizado, pero las sombras de la controversia persisten. Por un lado, el Tribunal Supremo (TS) mantiene una postura inflexible contra la aplicación de amnistías para los independentistas, sin ceder frente a la presión política. Por otro lado, Carles Puigdemont, líder de la oposición, volvió a pisar territorio español, buscando hacer acto de presencia durante la investidura del 155, pero se vio obligado a retirarse ante un despliegue policial masivo.
Los mecanismos de la impunidad
Es un buen momento para una reflexión profunda sobre la capacidad del TS para actuar con tanto margen. ¿Cómo un tribunal, que debe ser el guardián de la ley, puede desafiar las normas con tanta libertad? ¿Qué factores permiten que el TS pueda interpretar las leyes de forma tan laxa e, incluso, rechazar las decisiones legislativas con un tono que podría recordar al Tribunal Constitucional? La clave del enigma radica en la falta de consecuencias por sus acciones.
El círculo cerrado del TS
La respuesta a la impunidad del TS es simple: si alguien decidiera presentar una queja contra él, el propio TS sería quien determinará si proceder o no. Esto crea un sistema de protección que se retroalimenta dejando poco espacio para la responsabilidad. Los miembros del TS no son ajenos a la dinámica de corporativismo que predomina en el sistema judicial.
La mirada crítica hacia la justicia
El escaso seguimiento del delito de prevaricación judicial, que implica resolver casos de forma contraria a la ley con conocimiento de causa, es un ejemplo de cómo la cultura del corporativismo puede impedir la responsabilidad entre jueces. Es habitual que las querellas se rechacen sin investigación previa, con el argumento de que se trata de asuntos de interpretación jurídica.
Excepciones en la norma
Sin embargo, hay casos que parecen desafiar a esta dinámica, como los juzgados que han tratado los casos de Tsunami y Volhov. Sus decisiones han llevado a situaciones de debate legal que podrían equipararse a las del TS. En estos casos, la presión de la inminente jubilación de los jueces puede haber influido en su valentía a la hora de dictar resoluciones controvertidas.
Propuestas para una reforma judicial
Para abordar esta situación de inmunidad que rodea al TS, podría considerarse una reforma legal que permitiera que las querellas contra el TS fueran gestionadas por un tribunal aleatorio formado por jueces de otras instancias. Esto garantizaría que el TS no tuviera la seguridad de ser juzgado por sus propios colegas, potenciando así un control más efectivo sobre sus decisiones.
La incertidumbre sobre quien juzgará sus acciones podría actuar como un factor disuasorio, obligando a los magistrados a reflexionar más cuidadosamente sobre sus interpretaciones legales. El resultado de esta reforma podría ser una justicia más transparente y responsable, donde las decisiones del TS no queden exentas de un riguroso escrutinio.