Una visión crítica del progresismo
El supuesto carácter progresista de la izquierda española es, muchas veces, un mito. Esto se refiere especialmente a sus ideas y actuaciones en el ámbito nacional-territorial y lingüístico. Si analizamos las ideas y, más importante aún, las prácticas de los partidos políticos españoles que se identifican como de izquierdas (PSOE, Sumar, Podemos), encontramos que son pocas las personas y sectores que realmente mantienen una visión abierta y plural del nacionalismo y de los nacionalismos.
Nacionalismo presente, aunque se niegue
El nacionalismo siempre está presente, admitido o no, incluso en aquellos que se declaran no nacionalistas y se autodenominan cosmopolitas o internacionalistas. Esto es parte del mito. A lo largo de mi carrera académica, he conocido a algunas de estas personas que dicen ser cosmopolitas o internacionalistas. Curiosamente, la mayoría mostraba un claro nacionalismo de estado, a pesar de sus declaraciones iniciales de ser abiertos y globales.
El déficit analítico de la izquierda nacionalista
El problema de estos nacionalistas de izquierdas no reside tanto en lo que piensan, sino en las plataformas intelectuales desde las cuales interpretan las realidades políticas. Este es un déficit de la cultura política heredada, que favorece posturas falsamente progresistas basadas en la arrogancia que desprecia lo que desconoce.
El error del progresismo parcial
A veces, en nombre de un progresismo centrado únicamente en temas socioeconómicos, algunos pretenden ser progresistas en todos los demás ámbitos. Esto es lo que los escolásticos llamaban incurrir en la falacia pars pro toto, es decir, tomar una parte por el todo. Es necesario recordar lo que Santiago Rusiñol decía en un tono distendido: ‘Los progresistas son como los caballos que llevan una pala de cuero en los ojos. No pueden ver más que hacia adelante.’
El conservadurismo en la práctica de la izquierda española
En la práctica, muchos dirigentes de los partidos mencionados mantienen posiciones conservadoras respecto al statu quo, estando lejos de una lógica transformadora en términos de emancipación y pluralismo nacional. De hecho, algunos sectores de estos partidos son incluso reaccionarios, compartiendo la misma cultura política nacionalista estatal que, por ejemplo, algunos jueces y fiscales de la cúpula judicial española.
Ejemplos de nacionalismo en la izquierda española
Hay posicionamientos en el PSOE, por ejemplo, de figuras como Felipe González, Alfonso Guerra, José Bono, Javier Lambán y Emiliano García-Page, que resultan congruentes con los pronunciamientos nacionalistas de personajes como Carlos Lesmes, Manuel Marchena, Pablo Llarena, García-Castellón, Barrientos y Aguirre. La unidad del estado, en estos casos, se defiende como un nacionalismo español iliberal que se coloca por encima de los valores y principios del estado de derecho y la democracia.
Las fallas del sistema judicial y el nacionalismo
Uno de los problemas del sistema judicial español es que no está protegido de las arbitrariedades e impunidades de algunos jueces y magistrados. En una democracia avanzada, algunos de estos jueces podrían estar en prisión. Son ejemplos de un nacionalismo que la democracia y la Constitución deberían haber superado en una sociedad plurinacional.
Sin embargo, más allá de estos hechos jurídicos lamentables que provocan el ridículo y son motivo de burla para los profesionales europeos, toda la cultura política española está teñida de un fuerte nacionalismo de estado, muy poco integrado con los valores y objetivos liberal-democráticos. Esta cultura política atraviesa tanto a los partidos de derecha como de izquierda, siendo muy poco abierta a admitir las consecuencias institucionales y políticas del pluralismo nacional, cultural y lingüístico de la sociedad española.
Tradiciones intelectuales y la comprensión del nacionalismo
Las mismas tradiciones intelectuales de las izquierdas, sean más socialistas, liberales o republicanas, no están bien preparadas analíticamente para comprender el mundo de los nacionalismos, especialmente los no estatales. Cabe recordar que tanto el liberalismo como el socialismo son teorías del estado, y todos los estados del mundo son nacionalistas. No hay excepción empírica en el planeta.
La necesidad de una renovación intelectual
A pesar de que se sabe que los cerebros humanos tienden a ser crédulos y perezosos, considero que los ‘progresistas’ tradicionales deben despertar intelectualmente si realmente desean serlo en ámbitos más allá de las cuestiones socioeconómicas y de género, tales como los ámbitos nacionales, ecológicos y lingüísticos. De lo contrario, seguiremos con las falsedades implícitas que recuerdan lo que dice el ‘Rumor’ en el prólogo de Enrique IV, segunda parte, de Shakespeare: ‘Sobre mi lengua cabalgan continuas calumnias, que pronuncio en todos los idiomas, llenando de falsedades los oídos de los hombres. Hablo de paz mientras la hostilidad oculta hiere al mundo con una sonrisa acogedora.’