Un nuevo paradigma: la iglesia como pueblo de Dios
La visión del Papa Francisco en la iglesia se basa en la idea de que este es esencialmente el pueblo de Dios. Esta concepción, que fue central durante el Segundo Concilio Vaticano, se ha considerado una verdadera revolución en la forma en que entiende la Iglesia. La gente de Dios, como categoría fundamental, desafía la jerarquía eclesiástica tradicional y busca una inclusión más amplia, superando la dicotomía entre el clero y la secular.
Una herencia cultural y teológica
Francis, con su rica tradición argentina y la influencia de la teología de la liberación, ha revitalizado esta noción, enfatizando que la iglesia es un reflejo de la gente de Dios que avanza a lo largo de la historia, compartiendo tanto las alegrías como las penas de la sociedad. En sus palabras, «la imagen de la iglesia que más me gusta es la de San Pueblo Fidel de Dios», que se ha convertido en un lema para su misión.
La iglesia en movimiento: una misión abierta al mundo
El Papa Francisco ha introducido el concepto de ‘Iglesia de salida’ en respuesta a un mundo cada vez más secularizado. En su documento fundador, «Evangelii Gaudium», enfatiza la importancia de una iglesia que no se quema, pero se dirige hacia las realidades del mundo, buscando las semillas del reino de Dios en todas las áreas de la vida.
Un compromiso con los más vulnerables
A través de su constante atención a los pobres, marginados, migrantes y otros grupos vulnerables, Francesc pide una renovación de la iglesia orientada hacia la misión. Su carta ‘Fratelli Tutti’ y sus declaraciones durante el Día Mundial de la Juventud de Lisboa son ejemplos de su compromiso con una fraternidad global, que trasciende las fronteras religiosas.
Hacia un futuro de creatividad y audacia
El Papa ha instado a construir una ‘misión permanente de misión’, donde la creatividad y la audacia sean las guías de la evangelización. Su visión incluye una iglesia que evita el peligro de introvertitismo, centrándose en la importancia de ser proactivo en su misión de llevar el mensaje del Evangelio a cada rincón del mundo.
Con su herencia y su enseñanza, el Papa Francisco deja un legado de que su sucesor tendrá que continuar asegurándose de que la Iglesia continúe siendo un faro de esperanza e inclusión en un mundo que necesita más que nunca su luz.