La cultura de la responsabilidad en la sociedad catalana
Si alguien sigue las redes sociales, puede haber percibido que una de las industrias más prósperas en nuestro país es la de la producción de papel de fumar. Los catalanes son especialistas en su uso, y en el sector independentista/soberanista/nacionalista aún más. Este uso nos hace ser exigentes con los demás e indulgentes con nosotros mismos, es un deporte que muchos catalanes practican con fruición y consiste en culpar siempre a los demás. A veces adoptamos un ademán pontifical del “yo ya lo decía”, una reminiscencia infantil que hace que se desvíe la responsabilidad hacia el entorno, la sociedad, el sistema… cualquier colectivo o tótem que nos libere de un sentimiento de responsabilidad propia.
La necesidad de consolidación
Hay especialistas de la centrifugación, y los hay que incluso lo han adoptado como marca de identidad corporativa y partidista. Ahora, así les va. En una situación de urgencia, tal vez sea necesario apuntalar primero las bases propias, hacer comprensible el mensaje y volver a las cuestiones básicas. Aquellas cuestiones que se resumen tan bien en el lema: lengua, cultura, país. Antes de ensanchar me parece que es necesario consolidar. Consolidar adentro y lejos. Consolidar volviendo a hacer común y atractiva la catalanidad. Consolidar buscando consensos de país que, en otras épocas, habíamos sido capaces de alcanzar. Pero para hacer esto, es necesario menos papel de fumar y más arremangarse y picar piedra, y eso cuesta más.
La responsabilidad individual y colectiva
Habrá que continuar picando piedra, levantarse cada mañana y fijarse objetivos posibles y estimulantes, ya que nadie hará el trabajo por nosotros. Es necesario dejar de gastar papel de fumar y acabar con la eterna división de quienes se consideran del mismo campo.