La nueva era de la comunicación
En un mundo donde los medios de comunicación han desempeñado un papel omnipresente, su influencia se ha vuelto innegable. Aunque puede que no sea un consumidor regular de radio o televisión, reconozco que estas plataformas han entrado en nuestra vida cotidiana de una manera profunda, incluso afectando a aquellos que buscan un refugio en silencio.
La trivialización del lenguaje
Es preocupante observar cómo, en nombre de la modernidad y la libertad de expresión, se ha normalizado el uso del lenguaje grosero y desconsiderado. Las películas y los programas de debate a menudo recurren a un vocabulario que utiliza palabras que se habrían considerado ofensivas o inapropiadas antes. Esta tendencia, lejos de reflejar un avance cultural, parece más bien una regresión hacia la vulgaridad.
Historia y contexto: un reflejo del cambio
En el pasado, movimientos como la Liga de Good Mot lucharon contra la blasfemia y la degradación del lenguaje. Hoy, la idea de que los medios podrían promover un discurso más respetuoso y alto parece ser un sueño lejano. La sociedad debe repensar si es aceptable que la vulgaridad se presente como sinónimo de libertad.
Un nuevo modelo de comunicación
Los medios de comunicación, especialmente el público, tienen la responsabilidad de establecer estándares más altos. No solo es innovador, sino también para preservar la dignidad del lenguaje. En un momento en que la influencia de los medios es mayor que nunca, sería deseable que aquellos que tengan voz pública se comprometan con la calidad y el respeto.
Reflexiones finales
Nuestro lenguaje rico y diverso se ve amenazado por una tendencia a simplificar y trivializar. En lugar de permitir que nuestra comunicación sea un reflejo de la rudeza, debemos aspirar a una forma de expresión que nos enriquece y nos une. La responsabilidad radica en todos nosotros, tanto en contenido como en creadores públicos, para mantener la integridad del lenguaje que utilizamos.