Contexto histórico
El 23 de junio de 1835, en Zegama (Guipúzcoa), durante la I Guerra Carlista (1833-1840), falleció Tomás de Zumalakarregi e Imaz, general del ejército carlista del norte. En ese momento, Zumalakarregi se encontraba en el balcón de un edificio, supervisando los movimientos de sus tropas mientras asediaban Bilbao.
Según la versión oficial, Zumalakarregi fue alcanzado por una bala rebotada que le provocó una herida sangrante en la pierna. Fue evacuado al cuartel real de Carlos de Borbón en Durango, transportado en un sofá requisado y a hombros de voluntarios carlistas. Sin embargo, al llegar al cuartel, Zumalakarregi rechazó ser atendido por el médico de cámara y solicitó ser trasladado a Zegama, a 60 kilómetros de distancia.
Después de un largo viaje, llegaron a Zegama, donde Zumalakarregi fue atendido por un sanador rural de confianza. Desafortunadamente, la infección ya estaba muy avanzada y no se pudo hacer nada para detenerla. El 23 de junio de 1835, a las seis de la tarde, Zumalakarregi falleció debido a una septicemia.
Misterio y especulaciones
La muerte de Zumalakarregi generó un aura de misterio. Muchos se preguntaban cómo una bala disparada desde una distancia tan lejana pudo causar una herida tan grave. Además, sorprendió que Carlos de Borbón, el pretendiente carlista, se negara a asistir al funeral de su general más victorioso.
Rápidamente, comenzaron a circular rumores de que Zumalakarregi había sido víctima de una conspiración dentro de las filas carlistas, urdida por oficiales antiforalistas. Estos rumores tuvieron un efecto devastador en la moral del ejército carlista.
Legado de Zumalakarregi
Tomás de Zumalakarregi fue uno de los militares más destacados del conflicto en el norte de España durante la I Guerra Carlista. A pesar de no haber pasado por una academia militar, logró derrotar a profesionales como Espartero y Espoz y Mina. Su muerte dejó un vacío en el ejército carlista y su figura sigue siendo recordada hasta el día de hoy.
