Un nuevo enfoque sobre la actividad física
Investigadores del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) han descifrado un mecanismo clave que podría transformar la forma en que entendemos el deseo de hacer ejercicio. En un reciente estudio publicado en Science Advances, han revelado que la interleucina 15, una proteína producida por los músculos, tiene un papel esencial en la estimulación de nuestro impulso para movernos.
El papel de la IL-15 en el cerebro
La IL-15 actúa como un mensajero que circula por el sistema sanguíneo hasta la corteza motora del cerebro, donde desencadena una reacción que aumenta nuestra predisposición a la actividad física. Este descubrimiento sugiere que existe un sistema regulador que no sólo controla el ejercicio, sino que también puede ser manipulable para desarrollar tratamientos que fomenten la actividad física en aquellos que habitualmente son reacios a moverse.
Un sistema complejo de proteínas
El estudio descubrió que la IL-15 no actúa sola; de hecho, existen otras dos proteínas de la familia p38 que influencian directamente el deseo de hacer ejercicio. Cuando los músculos se contraen repetidamente, se activan estas proteínas, siendo la variante p38 ypsilon particularmente significativa, ya que incrementa la producción de IL-15. Esto crea un ciclo positivo que potencia las ganas de realizar ejercicio.
Diferencias en los niveles de proteínas entre individuos
Los investigadores analizaron datos de participantes con distintos niveles de actividad física, incluyendo personas con obesidad. Los resultados mostraron que aquellos con sobrepeso tenían niveles notablemente más bajos de IL-15, un factor que podría explicar su carencia de motivación para participar en actividades físicas. Este hallazgo ofrece una nueva perspectiva sobre los obstáculos que impiden a muchas personas realizar ejercicio.
Implicaciones para la salud pública
Guadalupe Sabio, líder del estudio, destaca la importancia de la IL-15 en la regulación de la actividad física. ‘El músculo libera IL-15 durante el ejercicio, lo que nos impulsa a seguir en movimiento. Sin embargo, las personas con obesidad presentan niveles más bajos de esta proteína, lo que reduce su deseo de ejercitarse’, explica. Esta información podría ser clave para futuros tratamientos que busquen mejorar la salud de poblaciones con bajo nivel de actividad física.
Mirando hacia el futuro
Con estos nuevos hallazgos, el campo de la investigación sobre el ejercicio y la salud se dirige hacia un horizonte prometedor. La posibilidad de desarrollar medicamentos que aumenten los niveles de IL-15 en el cuerpo podría abrir nuevas vías para combatir la obesidad y promover un estilo de vida más activo, mejorando la calidad de vida de miles de personas.