Una infancia marcada por la tragedia
Con tan sólo seis años, Dolors Granell presenció cómo los soldados del régimen franquista ejecutaban a su padre, Joan Granell, en la montaña de la Oliva en Tarragona, el 24 de agosto de 1940. Joan Granell fue una de las 690 personas condenas a muerte en la demarcación. A partir de este jueves, una exposición les rinde homenaje al antiguo centro penitenciario de la ciudad.
Resignificación de espacios históricos
Siguiendo el ejemplo de la cárcel La Modelo de Barcelona, que en 2016 cerró sus puertas como centro penitenciario para convertirse después en un equipamiento cívico, la antigua prisión de Tarragona mantendrá el mismo espíritu y la misma voluntad. Así lo ha asegurado la consejera de Justicia, Derechos y Memoria, Gemma Ubasart, coincidiendo con la inauguración de la exposición ‘Las prisiones de la represión franquista en Tarragona’.
Una acción simbólica de resignificación
Para Ubasart, la muestra se convierte en ‘una acción simbólica de resignificación’ de un espacio que fue uno de los principales escenarios de la represión franquista en la ciudad, al tiempo que se ‘dignifica la memoria democrática de Tarragona y del conjunto de la demarcación ‘.
Homenaje a las víctimas
La exposición quiere homenajear a todas las personas que sufrieron la represión franquista y poner el énfasis en aquellas que fueron juzgadas sin garantías procesales, encerradas en prisiones y ejecutadas. Entre ellas, se encuentra Joan Granell, un vecino de Cambrils que fue fusilado a raíz de un procedimiento sumarísimo en 1940.
Preservando la memoria histórica
La muestra expone cómo vivían los presos en los diferentes centros penitenciarios que tuvo Tarragona, desde la conocida como la prisión de Pilatos, hasta el actual emplazamiento expositivo, construido por cientos de soldados republicanos sometidos a trabajos forzados e inaugurado en 1953.
Reconversión del espacio
Durante abril de 2023, los Servicios Territoriales del Departamento de Justicia ubicaron su sede en el antiguo centro penitenciario de la ciudad, después de que los últimos presos se trasladaran al nuevo Centro Penitenciario Abierto de Tarragona. La antigua prisión tarraconense ha acogido diferentes actividades culturales y se prevé que siga siendo un espacio de interés histórico, cultural y de memoria.
