Periodismo cooperativo arraigado en el territorio

Introducción

La economía social y solidaria (ESS) ofrece la posibilidad de constituir empresas de gestión horizontal y democrática en las que los periodistas, así como el público, tengan el control. La cooperativa es uno de los modelos más extendidos: existen medios de comunicación organizados cooperativamente en todo el mundo, y las primeras experiencias datan de hace aproximadamente un siglo. A menudo son medios locales o regionales, aunque también los hay de cobertura estatal, como el diario alemán Taz y el italiano Il Manifesto.

El cooperativismo en los medios de comunicación en Cataluña

En Cataluña, la extensa tradición del cooperativismo fructificó tardíamente en el sector de los medios de comunicación. Así, apenas en la Transición se fundaron las primeras cooperativas de prensa, muchas de las cuales fueron efímeras o se reconvirtieron en empresas convencionales. Salvo alguna experiencia aislada a principios del siglo XXI, no es hasta la recesión global de 2008 que reemergen los medios cooperativos. Espoleados por la crisis del modelo de empresa periodística y por la credibilidad menguante del periodismo tradicional, grupos de profesionales y de lectores fundaron cooperativas de medios o cooperativizaron medios preexistentes. Son ejemplos bien conocidos Directa y Crítico, dedicados al periodismo de investigación, y cabeceras especializadas en economía como Alternativas Económicas, Opcions y premium.cat, estas últimas centradas en la ESS.

Medios de comunicación cooperativos de proximidad

Ahora bien, donde se concentran más cabeceras es en el ámbito de la proximidad: Som Anoia —que apareció sólo unos meses, en el 2012—, El Independent de Gràcia —editado por una cooperativa hasta el 2014—, los periódicos locales Som —integrados en Abacus—, Surtdecasa, Fetasantfeliu, La Fura, El Jardín de Sant Gervasi y Sarrià, Malarrassa, Septiembre y Distrito 7. Sobre estos medios versa el análisis de este artículo.

Características del periodismo cooperativo

El periodismo cooperativo hace énfasis en la calidad y en la visión crítica, además de procurar que el interés ciudadano marque la agenda. Asimismo, tiene la particularidad de la atención continuada sobre la economía social y solidaria, de la que forma parte. Esto puede provocar eventuales conflictos de intereses en unos profesionales que son, al mismo tiempo, trabajadores y propietarios de un medio, además de activistas por la ESS. Las diferencias en la agenda informativa entre los medios cooperativos se derivan sobre todo de la posición que ocupa cada cabecera. Quienes conviven con diarios y semanarios bien consolidados tienden a focalizar en los movimientos sociales ya seguir poco la agenda institucional, mientras que quienes compiten más directamente con otros medios privados equilibran la mirada sobre la realidad local.

Modelos de financiación

En el apartado económico presentan una notable diversidad de mecanismos de financiación. Hay casos en los que la publicidad es la fuente principal —Som, La Fura, El Jardí—, mientras que en otros hay más equilibrio entre publicidad, subvenciones y aportaciones de los lectores —Malarrassa, Fetasantfeliu, Surtdecasa, Som Anoia y L’Independent de Gracia. Por su parte, Septiembre y Distrito 7 incorporan como fuente de ingresos la prestación de servicios de comunicación a entidades de la ESS, una vía que también empezó a explorar La Fura. Sin embargo, no hay ningún medio que dependa de manera predominante de las aportaciones de la comunidad lectora y socia.

Apoyo social y retos

En este sentido, el soporte social es determinante. Enlaza directamente con el séptimo principio cooperativo, el de interés por la comunidad, que debe traducirse en impactos positivos en el entorno. Muchos de los medios locales cooperativos catalanes procuran intercooperar con otros proyectos de la ESS y dinamizar la vida local con propuestas culturales. Sin embargo, se detectan dificultades a la hora de ampliar el apoyo social a las cabeceras, lo que puede comprometer su sostenibilidad.

Conclusión

En definitiva, la cooperativa es un modelo con potencial para renovar y diversificar nuestros ecosistemas mediáticos locales. Ha permitido el arranque de proyectos con perfil propio, que operan con parámetros alejados de las lógicas de la empresa periodística tradicional. Sin embargo, hay que realizar más trabajo —intercooperativa, claro está— para que arraiguen con fuerza como referentes informativos para la ciudadanía que busca un periodismo crítico y para la transformación social.

Por Eloi Camps Durban, periodista y doctor en Comunicación (UPF)

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