Una remodelación de gobierno, una crisis política
Cuando un presidente de la Generalitat hace una remodelación de gobierno, significa que existe una crisis política, sea más o menos grave. Esto es lo que ha ocurrido con el cambio que ha hecho Pere Aragonès, que ha nombrado a Laura Vilagrà como vicepresidenta y Sergi Sabrià como viceconsejero de Estrategia y Comunicación. Estos dos nombres, que han sido interpretados por la oposición como un movimiento electoralista, también reflejan un descontento del presidente con el rendimiento de su ejecutivo y una voluntad de mejorarle en este año que le queda de legislatura –o lo que él considere oportuno–, ya que no tiene sentido realizar una remodelación ahora y no cumplir el mandato.
«Nos dará la oportunidad de incorporar nuevas voces públicas para que el mensaje del Govern llegue a todo el mundo ya todos los sitios», afirmó el presidente en el acto que tuvo lugar el martes en Palau. Esta frase esconde otro mensaje: el presidente no está muy satisfecho con la forma en que se ha comunicado hasta ahora la acción de su ejecutivo a la sociedad. Por tanto, el objetivo de esta remodelación es, por un lado, dar protagonismo a Vilagrà en la negociación con el gobierno español y los beneficios que se puedan obtener, y, por otro, hacer de Sergi Sabrià el responsable de la comunicación de la obra de gobierno hasta las elecciones.
Una remodelación de gobierno, unos problemas sin resolver
Sin embargo, el Gobierno debe ser consciente de que esta tercera remodelación en un año no resuelve los problemas que tiene sobre la mesa y que erosionan al ejecutivo. Es cierto que el presidente refuerza a Presidencia y Comunicación, pero tiene otras cuestiones que erosionan aún más que la buena o mala comunicación de lo que hace el Gobierno. La sequía, la educación o la sanidad son tres ejemplos evidentes de los desafíos que el ejecutivo de Aragonès deberá afrontar durante este año de gobierno que le queda por delante. Aragonés y sus consejeros eran conscientes de ello y un ejemplo claro es que han trabajado para poder anunciar este jueves pactos en ambos ámbitos para calmar a docentes y enfermeras.
Aragonès no se esconde y repetirá como candidato para intentar seguir cuatro años más al frente de la Generalitat, pero necesitará algo más que una remodelación de Govern y vender una obra que, como el propio Oriol Junqueras reconoció cuando ERC escogió de nuevo Aragonès como candidato a la presidencia de la Generalitat, necesita otros cuatro años para “acabar el trabajo”. Pasqual Maragall, José Montilla, Artur Mas, Carles Puigdemont y Quim Torra hicieron perder votos en sus partidos después de la primera investidura. Aún queda un año por cambiar la tendencia electoral después de llegar a la presidencia, pero la tendencia electoral de ERC y las encuestas tampoco invitan al optimismo. ¿Qué pasará con Aragonés? Lo sabremos dentro de un año.