Un sistema de protección de crisis
La Dirección General de Atención Infantil y Adolescente (DGAIA) está en el centro de una controversia que ha demostrado las fallas en su responsabilidad de salvaguardar a los menores. El caso de una niña de solo 12 años, la víctima de una red de pederastia, ha descubierto una situación preocupante que, según expertos y testigos, solo podría ser la concentración más visible de un problema mucho más profundo.
Una alerta que resuena entre los ttutles ex
Varios jóvenes que han pasado por el sistema Tutheling han comenzado a compartir sus experiencias, revelando una «estandarización» de las relaciones entre menores y hombres adultos en los centros de Dgaia. Según una exutelada, este tipo de interacciones no solo estaban aisladas, sino que parecían ser aceptadas por el entorno de los centros.
Regalos y favores: una dinámica peligrosa
Una joven llamada Judit, que pasó su adolescencia en un centro de tutela, descrita como hombres de hasta 55 años, que se acercaba a menores, ofreciendo regalos como teléfonos celulares o ropa a cambio de favores sexuales. Esta situación, según ella, era común y refleja un sistema que falla en su misión de protección.
La falta de apoyo efectivo
El reciente escándalo ha causado una reacción inmediata en la opinión pública, preguntando dónde estaban los mecanismos de protección. Judit explica que aunque algunas niñas tenían el coraje de hablar con los cuidadores sobre el abuso, muchas otras guardaban silencio, temiendo que sus quejas no se tomaran seriamente.
La rotación de los educadores como obstáculo
Uno de los factores que contribuyen a la ineficacia del sistema es la rotación constante de los educadores en los centros, lo que dificulta el establecimiento de relaciones de confianza entre menores y personal. Esta falta de continuidad puede conducir a una desconexión emocional, dejando a las niñas aún más vulnerables a situaciones de abuso.
Un compromiso de cambiar
Ante esta crisis, el gobierno catalán ha prometido reformas estructurales para mejorar la situación de los menores tutorizados. Sin embargo, la sociedad se pregunta si estas promesas serán suficientes para evitar incidentes como la niña de 12 años de nuevo. Las voces que requieren un cambio profundo en el sistema son más fuertes, exigiendo responsabilidades y medidas efectivas.