Una decisión difícil en un momento crucial
Lluís Puig, exconseller de Cultura y actual diputado de Junts per Catalunya, ha sido un aliado firme de Carles Puigdemont durante su exilio. Sin embargo, su ausencia en el Arc de Triomf durante la recepción del presidente exiliado el pasado jueves dejó a muchos perplejos. En una reciente entrevista en Vilaweb, Puig ha compartido las razones detrás de esa decisión inesperada.
Un favor para Puigdemont
Puig reveló que Puigdemont les pidió explícitamente que no le acompañaran, asumiendo él mismo el peso de los posibles riesgos que ello conllevaba. «Fue uno de los momentos más difíciles para mí de obedecer esa petición», confesó, mostrando así su compromiso con las decisiones del líder.
Un retorno estratégico
Tras un cuidadoso análisis de las circunstancias, el grupo acordó que sólo Puigdemont volviera, ya que la situación ya era compleja. «Si teníamos que afrontar las consecuencias, con un solo líder era ya bastante complicado; con dos o más, habría sido una misión imposible», explicó.
La necesidad de una voz independiente
Puigdemont también les instó a mantenerse como una «voz libre en el exilio» en caso de que las cosas tomaran un giro desfavorable. Esta instrucción refleja la importancia de la comunicación y cohesión entre los miembros del movimiento independentista, incluso a distancia.
Reacciones y expectativas post-retorno
Pese a no saber con certeza lo que sucedería el jueves, Puig señaló que la posibilidad de la fuga de Puigdemont era un escenario considerado. «Él creía que tendría la oportunidad de hablar en el Parlament, pero era evidente que después no podría escapar», indicó, subrayando la gravedad de la situación.
Un revulsivo para el movimiento
Pese a las incertidumbres, Puig considera que lo ocurrido fue un impulso positivo para el independentismo, revitalizando el ánimo de las bases. «Lo ocurrido el jueves ha servido para encender de nuevo el espíritu de lucha», aseguró.
La ley de amnistía en el punto de mira
En relación a la ley de amnistía, Puig ha manifestado su preocupación por la resistencia de los jueces a implementarla, dos meses después de su aprobación. Además, criticó al gobierno español por su pasividad ante esta situación, considerando que su inacción es un reflejo de una falta de interés en resolver los conflictos con los políticos catalanes.