El PP se queda solo en Sevilla ante el pulso de Vox por entrar en el gobierno

El alcalde de Sevilla, José Luis Sanz (PP), se ha visto obligado a ampliar el plazo que se había marcado para tener un presupuesto para 2024, fijando ahora como fecha límite los primeros días de marzo, pero no hay indicios de que este tiempo extra le vaya a facilitar la tarea. Al contrario, su única alternativa para contar con unas cuentas nuevas pasa por el PSOE si le concede carta blanca, ya que Podemos-IU se ha desmarcado y el que debía ser su aliado natural, Vox, sigue en pie de guerra: o entra en el gobierno local, o que se olviden de su voto. Y para dejar claro que no cede, el pleno municipal de este jueves ha sido el escenario de su desafío con su voto negativo a todas las modificaciones presupuestarias que presentaba (y necesitaba) el PP, que a su vez ha arremetido con fuerza contra los de Santiago Abascal.

Vox bloquea proyectos por valor de 9,5 millones de euros

En total han sido nueve modificaciones presupuestarias y dos suplementos de créditos los que se han sometido a votación, entre los que se incluían pagos para el intercambiador de transportes de Santa Justa, un carril bici metropolitano, obras de mejora energética en viviendas de Los Pajaritos o la compra de un horno crematorio para el cementerio. Vox lo ha tenido claro y ha votado ‘no’ a todo, con lo que nueve de las 11 operaciones (por un importe conjunto que ronda los 9,5 millones de euros) han salido adelante gracias al voto favorable o la abstención de PSOE y Podemos-IU. De hecho, el ‘sí’ de la coalición ha permitido aprobar dos de los puntos a los que se opuso el PSOE.

Es decir, que una vez más ha sido la izquierda la que le ha salvado los muebles a José Luis Sanz. De hecho, es la cuarta vez que se libra del apuro gracias a los socialistas, que ya le ayudaron a aprobar las ordenanzas fiscales, la subida de la tarifa del agua y la primera gran modificación presupuestaria. Estas tres operaciones son las que –con las cuentas prorrogadas de 2023– han permitido que no se hunda el gobierno de un PP en minoría (necesita dos votos) que no halla socios para aprobar el presupuesto de este año.

El PP acusa a Vox de irresponsabilidad y obcecación

El caso es que Vox está más que dispuesto a respaldar estas cuentas, pero sostiene a toda costa su exigencia de que para ello debe entrar en el gobierno local, una presión a la que los populares se están oponiendo hasta el momento. Así las cosas, en este pleno ha quedado patente que PP y Vox siguen lanzándose reproches. La formación de ultraderecha no intervino en el debate previo a la votación de las modificaciones presupuestarias, el asunto más relevante que abordaba el pleno, pero luego su portavoz, Cristina Peláez, se despachó a gusto contra los populares: su forma de gobernar es “prorrogando y parcheando”, otras ciudades en las que gobiernan juntos PP y Vox tienen ya sus presupuestos y “un modelo de ciudad bien definido” y la culpa de todo esto es del alcalde.

El encargado de defender al gobierno municipal ha sido el delegado de Hacienda y también portavoz del PP, Juan Bueno, para quien Vox está como Pedro Sánchez en su momento, instalado en la “postura del no es no”. “No están hablando desde la responsabilidad y están obcecados con que entran en el gobierno o nada”, para a continuación reprocharle a los tres concejales de la formación de Santiago Abascal que lo que han hecho es votar en contra de proyectos ciudadanos, “castigar a los barrios y paralizar la ciudad”, así que a ver cómo explican que se han opuesto a mejorar las cosas y “han dejado tirados” a Los Pajaritos.

Estos argumentos no es que hayan hecho especial mella en Cristina Peláez, que se ha justificado con que no están en contra del fondo pero sí de las formas, porque a su juicio –con tal de no pactar con ellos– lo que están intentando es parchear el presupuesto de 2023 del PSOE contra el que presentaron una enmienda a la totalidad. “Los que no han sido capaces de llegar a un entendimiento son ustedes, que tienen a la ciudad paralizada, así que no nos usen como chivo expiatorio”, ha apostillado la portavoz.

José Luis Sanz evita el tema pero lanza un dardo al PSOE

Y a todo esto, ¿José Luis Sanz ha dicho algo? Pues no ha aprovechado sus intervenciones en las preguntas de los grupos al alcalde para entrar en este terreno, aunque sí lo ha tenido para lanzar un pildorazo cuando la portavoz de Podemos-IU, Susana Hornillo, le ha reprochado que la ordenanza de veladores que está ultimando es una “amnistía” para muchos bares con terrazas. “Me la ha puesto votando: quienes defienden la amnistía están todos allí”, ha dicho señalando a la bancada de los partidos de izquierda por la negociación del indulto a Carles Puigdemont, “utilice otro término porque los defensores de la amnistía no estamos aquí ninguno”.

Entre los aludidos estaba el PSOE, cuya portavoz adjunta, Sonia Gaya, le había reprochado antes a los populares que “qué van a hacer cuando no puedan vivir de las rentas” del presupuesto de 2023. “No tienen proyecto ni estrategia, todo es funcional, por no trabajar no se molestan ni en traer propuestas al pleno”, ha criticado, al tiempo que les ha alertado de que con tanta modificación presupuestaria van a tener difícil cumplir con el objetivo de déficit que marcan unas reglas fiscales recuperadas tras la tregua postpandémica.

La cuestión se complicará especialmente si finalmente el PP es incapaz de sacar adelante el presupuesto de este año –que asciende a 1.031 millones de euros sin contar con los organismos autónomos– y tiene que prorrogar las cuentas de 2023, un escenario que ya no descarta ni el propio regidor. En cambio, los socialistas están convencidos de que al final habrá pacto PP-Vox por mucho que escenifiquen sus diferencias “como si fuesen Pimpinela o las peleas de broma de Juanito Valderrama y Dolores Abril”, ha descrito el portavoz socialista y exalcalde Antonio Muñoz. “Están ahora en la fase de hacer manitas, cortejándose, y al final se irán a vivir juntos a la misma casa”, ha augurado.

Related posts

Reflexiones sobre la visión feminista radical en Cataluña

El dilema del referéndum: un recurso para ocultar falla

Dilema de longevidad: ¿un regalo o carga?