Uno de los retos de la Iglesia de Solsona es reconquistar los que se alejaron de la fe
En su comentario semanal en el Full Diocesà, el prelado solsonense, Francesc Conesa, reflexiona sobre una de las situaciones que vive la Iglesia de Solsona: la pérdida de fieles que crecieron en el seno de la Iglesia, pero que, por diferentes motivos, se sintieron decepcionados y dejaron de practicar la fe.
Las causas de la desafección
Conesa reconoce que «nos falta gente que antes estaba muy implicada en nuestras parroquias, pero que después se fue con tristeza y desesperanza.» Ante esto, se interroga sobre las causas, que son numerosas y variadas: «el entorno que vivimos no favorece la profesión de la propia fe, sino que más bien lleva progresivamente a ocultarla o, como mucho, a vivirla de forma «light», sin ninguna exigencia excesiva.También seguramente algunas actitudes y posiciones de la Iglesia han desilusionado a muchas personas, que esperaban a otra Iglesia más humilde y más fiel al Evangelio. Los escándalos de todo tipos que se producen en la Iglesia -y especialmente el tema de los abusos- provocan la indiferencia y el abandono de muchos.Asimismo, la incoherencia, falta de autenticidad e hipocresía de muchos creyentes provoca el rechazo de muchas personas de buena voluntad .»
Lo que hay que hacer con los que se fueron
Respecto a lo que hay que hacer con quienes se fueron, el obispo de Solsona anima a los fieles a vivir con alegría y coherencia la fe, «mostrando que en esta Iglesia de santos y pecadores se puede vivir en el seguimiento de Jesús». Además, es importante «dejar siempre la puerta abierta», para que aquellos que se fueron sepan que «la Iglesia siempre será su casa» y, si un día deciden volver, encuentren una comunidad que, pese a sus debilidades, quiere ser fiel al Evangelio.