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El proceso catalán: un fenómeno político sin fecha de caducidad

by PREMIUM.CAT

Un proceso que empezó hace más de una década

El proceso catalán es un término que se utiliza para referirse al movimiento político y social que surgió en Catalunya tras la sentencia del Tribunal Constitucional que recortó el Estatuto de Autonomía en 2010. Desde entonces, el proceso ha tenido diferentes fases, momentos clave y actores principales, que han marcado su desarrollo y desenlace. Pero, ¿cuándo se puede decir que el proceso ha terminado? ¿Existe una respuesta definitiva a esta cuestión?

Los hechos que marcaron el proceso

Si echamos una mirada atrás, podemos identificar algunos eventos que tuvieron un impacto significativo en el proceso catalán. Algunos de ellos son los siguientes:

La ley de amnistía

Esta semana, la comisión de Justicia del Congreso de los Diputados ha aprobado la ley de amnistía, cuyo objetivo es poner fin a las causas judiciales derivadas del proceso. Esta ley, negociada por el ministro Félix Bolaños con ERC y con menos contacto con Junts, pretende cerrar el capítulo represivo y abrir una nueva etapa de diálogo político. Sin embargo, la ley aún debe superar varios trámites y obstáculos, y no garantiza que las causas que originaron el proceso desaparezcan.

La investidura de Pedro Sánchez

El presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, logró su investidura gracias al apoyo de ERC y Junts, los dos partidos que impulsaron el referéndum del 1-O, pese a sus discrepancias estratégicas y su falta de unidad. A cambio, Sánchez se comprometió a reactivar la mesa de diálogo entre los gobiernos y respetar los resultados de las elecciones catalanas. Este acuerdo supuso un cambio de paradigma respecto a la etapa anterior, marcada por la aplicación del artículo 155 y la intervención del autogobierno catalán.

La renuncia a investir a Puigdemont a distancia

Uno de los momentos más tensos del proceso fue cuando el Parlament de Catalunya tuvo que decidir si investía o no a Carles Puigdemont como presidente de la Generalitat, después de que éste huyera a Bélgica para evitar su detención. Finalmente, se optó por no investirlo a distancia, por evitar una nueva aplicación del artículo 155 y por facilitar la formación de un nuevo gobierno. Esta decisión generó un fuerte debate interno entre los partidos y las entidades independentistas, y evidenció la división entre prisión y exilio.

La declaración de independencia quiebra

El 27 de octubre de 2017, el Parlament de Catalunya aprobó una declaración unilateral de independencia, que no tuvo ningún efecto práctico ni reconocimiento internacional. Esta declaración fue la respuesta a la negativa del gobierno español a negociar una salida política al conflicto, tras la celebración del referéndum del 1-O, que contó con una participación del 43% y un apoyo del 90% en la independencia. La declaración de independencia supuso el inicio de la represión judicial y policial contra los líderes del proceso y la intervención de la autonomía catalana.

La suspensión de la independencia

El 10 de octubre de 2017, el presidente Puigdemont compareció en el Parlament para asumir los resultados del referéndum del 1-O, pero propuso suspender los efectos de la declaración de independencia para abrir una etapa de diálogo con el Estado . Esta decisión sorprendió a muchos sectores del independentismo, que esperaban una efectiva proclamación de la república catalana. Puigdemont intentó así una mediación internacional, que nunca llegó, y buscó una salida pactada al conflicto, que tampoco prosperó.

El paro de país del 3-O

El 3 de octubre del 2017, dos días después del referéndum del 1-O, Catalunya vivió un paro de país multitudinario, en protesta por la violencia policial ejercida por las fuerzas de seguridad del Estado para impedir la votación. Miles de personas salieron a la calle para mostrar su rechazo a la represión y apoyo a la independencia. Esta jornada fue uno de los momentos más emotivos y simbólicos del proceso, pero también marcó el fin de una movilización social sostenida y masiva.

Un proceso que no tiene fecha de caducidad

Como puede verse, el proceso catalán ha sido un fenómeno político complejo, dinámico y cambiante, que no se puede reducir a una fecha oa un hecho concreto. El proceso ha tenido diferentes etapas, actores y escenarios, pero también ha tenido causas profundas y estructurales, que no han desaparecido con el paso del tiempo. El proceso no ha muerto, sino que ha evolucionado y se ha adaptado a las circunstancias. El proceso, en definitiva, es el reflejo de una sociedad catalana plural, diversa y viva, que reclama su derecho a decidir su futuro.

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