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La diferencia entre comisionistas y funcionarios en el caso Koldo

by PREMIUM.CAT

El paper de José Luis Ábalos

Hace una semana que José Luis Ábalos dejó al Grupo Mixto, tras la presión del PSOE para que asumiera su responsabilidad política como exministro y número 3 del partido. Por el momento, no hay ninguna prueba de que le incrimine directamente, sólo la indicación de mediador por el juez basándose en conversaciones, imágenes y su «interés particular por los hechos investigados» durante los 17 meses que la UCO estuvo detrás de su exasesor. No es suficiente, de momento.

Pero el caso Koldo no acabará ahí. Seguirá planeando sobre toda la legislatura. Quizás haya ley de amnistía, quizás haya presupuestos y, cuando se consigan, la sombra continuará. La causa es muy extensa, tiene más de quinientos documentos y fuentes de la UCO señalan que la instrucción es lenta y que sólo ahora ha empezado a analizar el material intervenido. Será largo para todos, dicen. Si Ábalos acaba imputado penalmente, el envío al Supremo deberá ser bien argumentado, no como en los juzgados de instrucción en los que vale cualquier corte de diario. Y para eso, si no hay ninguna sorpresa, todavía falta mucho. Con el PP como acusación particular, se abrirán los círculos de lo posible y de lo imposible.

El fondo y las formas de su exasesor

Quienes no veían claro que Ábalos tuviera que dar un paso atrás, quienes se dejaban seducir por su oratoria y empatía cercana, ahora están cambiando de opinión. Basta con ver lo que hacía lo que fue su hombre de confianza durante años. En internet hay de todo, desde mariscadas, «putas y ubres», hasta la libertad de su exasesor para relacionarse con empresarios y adjudicatarios de lo público. Todo esto hace pensar que la instrucción comienza con las comisiones de las mascarillas y quién sabe dónde acabará.

Sin el límite a Ábalos, el PSOE se jugaba taparle. Sin esa barrera, el gobierno perdía credibilidad por marcar un antes y un después donde defienden que no llegó la trama. El cruce de fuego del PP para ir más allá de Koldo tiene como objetivo a Pedro Sánchez, con un paro estratégico en Francina Armengol. La tercera autoridad del Estado no sale al sumario ni tampoco a los funcionarios que tramitaron el contrato. Desde su anterior equipo intentan explicar un expediente y la gestión de un fraude de baja intensidad (el material era de peor calidad que el que se pagó) y no un cohecho.

La comparación con el caso del alcalde de Madrid

El PP tiene problemas para separar el contrato de Armengol del caso de las mascarillas del alcalde de Madrid. En su caso la recomendación no vino de un ministerio, fue el primo de José Luis Martínez Almeida quien llevó al ayuntamiento a los dos estafadores. El hijo de Naty Abascal, Luis Medina, y Alberto Luceño se llevaron seis millones en comisiones sin experiencia en gestión de material sanitario. No se reclamaron el dinero, ni tampoco se han devuelto después de la investigación. La empresa que Transports sugirió a Francina Armengol tenía un certificado de aptitud. En el caso de Madrid, Almeida lo firmó él mismo en inglés y español para ayudar a los comisionistas a llevar guantes, macetas y mascarillas. Como en Baleares, no eran falsas, eran de menor calidad que la pactada. Y la reclamación tardía de Armengol nunca se dio en Madrid. El abandono administrativo para recuperar parte del dinero del contrato afecta a la gestión del PSOE para activarla tres años más tarde; y en el PP por haber dejado pasar siete meses sin reclamar hasta que venció el plazo en enero.

Sin embargo, el PP ve dimisión en un caso y normalidad en el otro. Para Miguel Tellado, los Ferraris de la trama se compraron con la colaboración imprescindible de Armengol; el chalet, los coches y relojes de lujo de los comisionistas madrileños no tienen nada que ver con Almeida. El alcalde ve la necesidad urgente de que caiga la presidenta del Congreso, y él, estafado por los comisionistas recomendados por su primo, no se mueve. La medida llamada del PP es la incoherencia que envolverá al caso Koldo y hará más difícil distinguir la señal del ruido. No importan los récords de empleo o que en 2024 apunte a un buen año económico. Y quien le diría al PSOE que la ley de amnistía sería la rareza en la agenda informativa de la semana.

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