El dilema de los museos catalanes
El historiador de arte Santos M. Mateos planteó recientemente una pregunta crucial en la red social X: ¿hacen falta nuevos museos en el panorama museístico catalán cuando la mayoría de los existentes están en una situación precaria?
Al referirse a nuevos museos, Mateos hablaba del antiguo Museo del Barroco en Manresa y del Renacimiento en Molins de Rei, ambos con un enfoque nacional en vez de local. El primero se inaugurará el 21 de febrero y el segundo, si todo va bien, en otoño.
Durante este año, también serán noticia otros museos catalanes. El Museo Morera de Lleida estrenará un nuevo edificio el 20 de abril, mientras que el Museo Víctor Balaguer de Vilanova y la Geltrú reabrirá sus puertas después de dos años de cierre en mayo.
Además, el Vinseum de Vilafranca del Penedès se ampliará en verano, y el Museo Nacional Arqueológico de Tarragona tiene previsto tener su nueva sede lista a finales de año o quizás ya en 2025.
Aunque las inversiones para mejorar las instalaciones que acogen a las colecciones históricas del país son bienvenidas, la pregunta de Mateos sigue siendo pertinente: qué pasará con estos museos nuevos o renovados si no cuentan con suficiente financiación y un equipo de profesionales calificados para llevar a cabo sus actividades?
Es responsabilidad de las administraciones garantizar que estos museos puedan desarrollar programas de exposiciones, investigación y otras actividades de forma adecuada. Sino, el patrimonio cultural quedará simplemente fosilizado sin poder ser apreciado y disfrutado por la sociedad.