Una inmersión en los restos del pasado
Cuando entras en el Museo Tàpies, encuentra un escenario que evoca la imagen de un ángel que mira los restos de un mundo en ruinas. Las fotografías que decoran las paredes, retratando las calles de París, nos transportan a un espacio donde el tiempo parece haberse detenido, como Walter Benjamin propuso con su ángel de la historia. Esta dualidad entre el arte y su reproducción técnica nos hace reflexionar sobre la pérdida de originalidad y, al mismo tiempo, sobre la democratización del arte.
Una exposición que sorprende y cautiva
Con la exposición titulada ‘Opacitas. Velar La Transparencia ‘, el museo presenta a una reconocida artista catalana, Anna Malagrida, quien ha dedicado su carrera principalmente a Francia. Esta exposición, comisariada por Patricia Sorroche, reúne una selección de obras que cubren la primera década del siglo XXI, ofreciendo una experiencia visual rica y variada. El diseño de las obras en tres espacios permite observar tanto la evolución como las constantes en el trabajo de Malagrida.
La transformación de la mirada
Malagrida busca desafiar nuestra percepción habitual. A través de su trabajo, ‘Showers’ (2008-2009), el artista captura la desolación de las ventanas cerradas, que, debido a la crisis económica, se ha cubierto con una pintura blanca opaca. Esta capa, llamada White of España, simboliza no solo la pérdida de vitalidad comercial sino también la desnaturalización del espacio urbano. Sus imágenes se convierten en una meditación sobre la belleza en la descomposición, lo que nos obliga a repensar nuestro enfoque del arte.
Un diálogo entre los Flandes y el usuario de Internet
La reflexión benjaminiana sobre el Flâneur se presenta como un contraste con nuestros asuntos actuales dominados por la tecnología. Mientras que el Flâneur exploró las ciudades de curiosidad, nuestro papel se ha convertido en un modelo de observador pasivo, donde los algoritmos deciden lo que vemos. Malagrida, con sus fotos, nos invita a recuperar esta mirada perdida, transformando cada fotografía en un objeto de estudio que nos enfrenta con la realidad que a menudo evitamos.
Un reflejo sobre la visión contemporánea
En un mundo donde la transparencia es a menudo ilusoria, el trabajo de Malagrida nos desafía a cuestionar lo que consideramos cierto. Su capacidad para convertir los momentos efímeros en reflexiones profundas nos recuerda que la fotografía puede ser una herramienta de percepción más poderosa que las pantallas que nos rodean. La invitación a «incrustar el ojo» con White of España se transforma en una metáfora para la necesidad de cuestionarnos en nuestra propia mirada.