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Mil formas de vivir en Manresa

by PREMIUM.CAT
un home amb vestit assegut en un carrer empedrat d'una ciutat amb la porta oberta, david rubín, david lazar, una foto d'estoc, arte povera

Opinión

Sólo hay algo peor que las llamadas comerciales: tener que llamar a una empresa porque tienes el agua en el cuello. O te falta, como me ocurrió un día de estos. Y después de intentos fallidos esperando que alguien despegara el teléfono y de haber escuchado más de 60 veces el infame mensaje «Pronto será atendido», casi me encuentran en el suelo más pálido que San Ignacio durante su rapto. Fue en aquella agonía que me vinieron a la cabeza diferentes formas de vivir, pero con denominación de origen, en la manresana.

Que salte el pabellón

En el Nou Congost puedes despedirte de tres maneras: de un ataque al corazón después de un mate; de un ictus al ver el aumento de los abonos de la próxima temporada; o por derrumbe. Es arriesgado saltar y gritar «de la Peña a quien no salta» con unas gradas de Leb Plata. Obsoleto, Manresa, el club y la afición merecen uno nuevo y antes que tarde, que dicen que hay una cola muy larga para hacerse socio.

Con la viga por sombrero

De hundimientos sigue la cosa. Ni cuchilladas, ni violaciones, ni peleas; la principal preocupación en los foros digitales ahora es el mal estado de los edificios del Centro Histórico desde el derrumbe de un bloque abandonado hace unos días. La capital del Bages tiene un problema urbanístico grande en su Barri Vell, tan complejo de resolver que es mejor que te compres un casco de obras, porque las soluciones no surtirán efecto y serán visibles hasta dentro de 6-12 años, dice ayuntamiento.

Gramíneas traicioneras

Si has visto la traumática película Mi chica y sabes cómo acaba el personaje interpretado por Macaulay Culkin te puedes hacer una idea de lo difícil que es alérgico a las gramíneas, la parietaria, el ciprés y las oleáceas y vivir en la capital del Bages.

Pollo asado

Llega el buen tiempo y comienza a ser peligroso poner un pie en los parques infantiles de la ciudad. De sombra, poca, y los bancos de cemento son un buen lugar para freír unos huevos fritos.

¿Es Fittipaldi?

Para ser un peatón en Manresa debes ser valiente. No sólo te la juegas al cruzar determinados pasos de peatones; ahora debes llevar, también, un retrovisor para que no te atropelle un patinete eléctrico circulando por encima de la acera: 23 conductores denunciados en una semana.

Hay más

De inanición durante un pleno, cada vez más largo; o quemado, después de ser rociado con gasolina por el vecino (en la ciudad hay cada personaje…). Dicho esto, imagínate que pudieras volver a nacer y escoger dónde hacerlo: ¿volverías a elegir a Manresa? Si el «no» es muy rotundo, ¿qué te retiene todavía aquí?

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