Depende de los tribunales, y mira dónde hemos llegado
Cualquier persona que haya tenido un conflicto legal y haya sido parte demandante o acusada, ha preguntado a su abogado cómo irá la cosa, y todo el mundo ha recibido la misma respuesta: depende de los tribunales que nos toquen. Si acusas a alguien de haberte clavado una espada toledana en plena vía pública y tienes una foto en 3D del momento exacto en el que te la ha clavado, además de una grabación de la cámara de un cajero automático y un informe médico firmado por todo el equipo de Urgencias que certifica que la barriga era tuya y la espada era suya, entonces, y sólo entonces, quizás tendrás la victoria garantizada. Pero si la foto no tiene una alta resolución, la cámara del cajero automático tenía una mosca enganchada y el equipo médico escribió mal tu apellido, entonces… depende de los tribunales.
La complejidad de la vida y la relatividad de la verdad
Es comprensible que la vida sea complicada y que no existan dos delitos idénticos. También es cierto que la verdad es relativa. Sin embargo, se supone que las leyes están redactadas con precisión y expresan claramente la voluntad del legislador. Por tanto, en teoría, los jueces deberían poder aplicarlas de manera previsible. Su capacidad de interpretación debería ser limitada a casos especialmente complicados, dudosos o atípicos. Sólo en una minoría de casos debería ser válido decir que depende de los tribunales. Si depende de los tribunales, puede ser porque las leyes están redactadas por diputados analfabetos que han jugado a cartas después de haber bebido a Soberano, algo que no se puede descartar. O puede ser porque muchos jueces se han otorgado el derecho de hacer lo que les apetece, y los políticos y los ciudadanos lo hemos tolerado hasta el punto de considerarlo natural e inevitable, como los dolores del parto. Por eso se atreven a hacer lo que están haciendo con la ley de amnistía. Diga lo que diga la ley, depende de los jueces. Y de los fiscales. Y en ese caso, depende de muchos jueces y fiscales que no quieren bien en España.
Referencias
Fuente: Curso de lengua catalana – Departamento de Justicia
