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Opinión | Sabores

by PREMIUM.CAT
un home amb una jaqueta blanca i un cordó blau al coll i una medalla al coll, Arthur Sarkissian, retrat de cap i espatlles, retrat d'un personatge, neoplasticisme

La fama

A menudo, es complejo de averiguar cómo surge.

A veces indeseada, otras buscada -hoy especialmente a través de las redes-. Este último tipo no me interesa, suele estar vacía de contenido y dudo que conduzca a ninguna parte serio aparte de llenar los bolsillos de según qué protagonistas ya veces a cualquier precio.

Es tan absurdo que alguno se ha presentado a las elecciones europeas y 800.000 personas lo han votado (¿ha resucitado el espíritu Ruiz-Mateos?).

El reconocimiento

Sin embargo, el reconocimiento es otra cosa. Cuando alguien se le gana, alejándose de modas, tendencias y se centra en verdades, sean nuevas o de siempre, todo el camino que ha recorrido toma sentido.

Recuerdo un caso en la Universidad Autónoma de Barcelona.

Amartya Sen, un señor impecable nacido en la India todavía bajo el paraguas del Imperio Británico dio una conferencia en la UAB cuando era profesor de Harvard. Buena parte de sus logros vinieron por los estudios sobre la economía del bienestar. La sala estaba bastante vacía. Al poco tiempo le otorgaron el Nobel. María Antonia Tarazón, de finanzas, que había organizado la conferencia hizo una reflexión sobre cómo hubiera estado de lleno el aforo si la conferencia hubiera sido programada después del Nobel.

Fama y reconocimiento

Fama y reconocimiento son muy diferentes. Ahora podrán explicarlo los admirados Oriol Castro, Mateu Casañas y Eduard Xatruch del Disfrutar.

Llevan años con el reconocimiento, especialmente del sector. Pero ahora les llega un factor más de popularidad desde que a Las Vegas les proclamaron los primeros de la lista de The World’s 50 Best Restaurants. Seguro que lo gestionarán magníficamente porque son un equipo formado y este boom los toma preparados.

Pero si hablamos de reconocimiento gastronómico, es necesario sacarme el sombrero por las brillantes decisiones que han tomado en la Academia Catalana de Gastronomía y Nutrición respecto a los premiados de este año, una vez más.

ACGN está inmersa en una muy buena dinámica, disfrutando de un círculo virtuoso que se refleja en una sabia decisión, segmentar el Premio Nacional de Gastronomía en dos categorías, tradicional por el Paco Solé del 7 Portes y de autor por Xavier Pellicer por su restaurante homónimo -después de ser imprescindible en Can Fabes y referente en el ABAC-.

Empar Moliner -me entusiasman su vitalidad y las ganas de disfrutar que contagia- ha sido galardonada con el Premio Néstor Luján de Periodismo Gastronómico.

Una bagenca de Salelles, la Fina Navarro, ha sido reconocida con el Premio Cap de Sala por su trayectoria al frente del Restaurant Gaig, donde dirige las operaciones de manera impecable -qué guisantes ahogados con butifarra negra y tocino nos ofreció la última vez !-.

Donde no tengo el placer de haber comido pero sí muchas ganas de hacerlo por las buenas referencias es en Ca la Núria, en Bellver de Cerdanya, donde Núria Bonet se ha llevado el Premio Revelación.

Toni Massanés, director y alma mater de la Fundación Alícia, ha recibido el Premio Especial a la investigación y la docencia gastronómica, un reconocimiento más a una actitud y una manera de difundir los pilares fundamentales de las cosas de comida que da gozo y permite presumir de estas mentes brillantes de nuestro país.

Unos prestigiosos premios que, con Carles Vilarrubí al frente de la ACGN, ponen en valor y en gran reconocimiento a personas de nuestro territorio.

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