Una nueva forma de comunicación
Cuando tus hijos o hijas salen de la escuela, seguramente les preguntas cómo les ha ido el día. Pero, a menudo, las respuestas son breves y poco informativas. ¿Por qué nuestros hijos e hijas no se comunican con nosotros de forma más abierta y profunda? En este artículo, vamos a explorar algunas estrategias para mejorar la comunicación con nuestros hijos e hijas.
Una comunicación bidireccional
El primer paso para mejorar la comunicación es evaluar el tipo de comunicación que tenemos con nuestros hijos/as. ¿Es unidireccional y descendente, donde nosotros hacemos las preguntas y ellos responden con monosílabos? ¿O es bidireccional y horizontal, donde existe un diálogo abierto e igualitario? Es importante recordar que nuestras ganas de saber cosas pueden convertir las conversaciones en un interrogatorio, y esto puede hacer que nuestros hijos se sientan controlados. Debemos poner el énfasis en la relación y la comunicación, en lugar de querer extraer información de ellos sin compartirnos con ellos.
Escuchar y valorar
Otro aspecto importante es cómo reaccionamos cuando nuestros hijos e hijas nos contestan. ¿Los juzgamos? ¿Los criticamos? ¿Le damos consejos? Es importante recordar que la comunicación con nuestros hijos debe ser como si estuviéramos hablando con un amigo. No debemos juzgar todo lo que nos cuentan, sino escucharlos con apertura y disfrutar de lo que nos quieren compartir.
Temas de interés
Otro aspecto a tener en cuenta es sobre lo que hablamos con nuestros hijos e hijas. ¿Nos centramos sólo en temas que nos interesan a nosotros, como la escuela o los exámenes? Es importante hablar de cosas que también les interesen a ellos, como sus aficiones, los juegos aprendidos o las fiestas que esperan con ilusión. Cuando establecemos una conexión y tenemos una comunicación bidireccional, podemos plantear preguntas que nos interesen a nosotros sin abusar de ellas.
Estrategias para mejorar la comunicación
Para empezar, podemos cambiar las preguntas que hacemos a nuestros hijos e hijas. En lugar de preguntas genéricas como ‘¿Cómo te ha ido el día?’, podemos hacer preguntas más concretas y seguir el hilo de la conversación. También es importante evitar realizar varias preguntas inconexas, ya que esto no promueve el diálogo. En cambio, podemos preguntar sobre el juego que han hecho en el patio, quién había en su equipo o qué han hecho durante el juego. Mostrando un interés genuino por sus respuestas, estaremos fomentando una comunicación más profunda.
A medida que nuestros hijos e hijas crecen, es aún más importante revisar la forma en que nos comunicamos con ellos. Aunque puede parecer que no quieren hablar con nosotros, la realidad es que necesitan hablar. Pero para que esto ocurra, debemos hacer los cambios necesarios para crear un clima de diálogo y escucha, donde se sientan seguros de comunicarse con nosotros sin ser juzgados.
