Un concierto que pasa pase descubierto
El sábado pasado, 17 de mayo, Girona se convirtió en el telón de fondo de la famosa exposición Temps de Flors, pero también organizó un concierto excepcional de la Orquesta Sinfónica de Gran Teatre del Liceu, dirigido por Josep Pons. Sorprendentemente, el evento no atrajo la atención que merecía, con un auditorio que estaba lejos de su capacidad máxima.
Un repertorio único
El programa musical incluyó dos obras significativas: el Poème para violín y orquesta de Ernest Chausson, y la majestuosa sinfonía fantástica de Héctor Berlioz. Este último, un verdadero monumento a la innovación musical, a menudo se descuida en los programas habituales de grandes teatros.
El virtualismo de Emilie Langlais
Emilie Langlais, la violinista solista, brilló con una interpretación que cautivó a la audiencia. Su habilidad técnica fue evidente en los pasajes más exigentes, combinando una rica expresividad con una gentileza que resonó perfectamente con la composición de Chausson.
Berlioz: un clásico revivido
La gran atracción de la noche fue la interpretación de la fantástica sinfonía. Pons, con su experiencia anterior en el festival, ofreció una visión renovada de este trabajo monumental, que se recibió con una intensidad emocional inigualable.
La dirección de los puestos
Con una dirección precisa, Pons guió a la orquesta a través de los complejos cambios de tempo y dinámica que caracterizan el trabajo, manteniendo una fluidez que causó que cada sección brillara. El segundo movimiento, con su encantador vals, culminó en un crecimiento emocionante que dejó a la audiencia mostrada.
Una experiencia sensorial
El tercer movimiento vio la sección de viento de madera que se destacaba con belleza etérea, mientras que el cuarto movimiento fue un testimonio del poder de la sección de metal, que sonaba con una claridad impresionante.
El clímax del concierto
El momento culminante llegó con el último movimiento, donde se reflejó la energía de los Pons en cada nota. La interpretación capturó la esencia del trabajo de Berlioz, con una fusión de sonidos que vibraron el auditorio, creando una experiencia casi sobrenatural.
Una llamada a la programación de Berlioz
Con el poder mostrado por la orquesta, es hora de que la dirección artística del Gran Teatre del Liceu considere la programación más obras de este compositor francés, que merece ser redescubierto y celebrado. La calidad de la orquesta es indiscutible y está lista para enfrentar los desafíos que representan estos trabajos.
