Un paréntesis que termina
Tengo la desagradable sensación de vivir el cierre de un período de tiempo que hasta ahora había sido considerado tolerable. Este paréntesis comenzó después de la Segunda Guerra Mundial, cuando Europa fue sacudida por los efectos monstruosos de la intolerancia y el fanatismo. Tras la derrota del nazismo y la revelación de sus brutalidades, se estableció un consenso general de ‘nunca más’, que implicaba la renuncia a las políticas que habían causado tanta barbarie. Esto dio lugar a un período de moderación y diálogo, basado en los valores de libertad y democracia. Sin embargo, parece que esta época está llegando a su fin.
La memoria que se desvanece
Con el paso del tiempo, las lecciones aprendidas durante este período de tolerancia se están diluyendo. Las generaciones más jóvenes no han aprendido las mismas lecciones que sus antepasados, lo que nos lleva a un peligroso retroceso. El aniversario del desembarco de Normandía, que hace ya ocho décadas, nos recuerda que la memoria de las atrocidades de la guerra se está desvaneciendo. Lo que queda es una inercia profunda que se transmite y perpetúa, incluyendo actitudes como el supremacismo, el desprecio de las diferencias y la simplificación de todo lo diferente a nosotros. Esta actitud se manifiesta a menudo en la forma en que vemos a los inmigrantes, como una masa despersonalizada. La ignorancia, cuando se confunde con la realidad, nos lleva por un camino equivocado, en el que todos los inmigrantes son considerados peligrosos e indeseables. Esa falta de memoria y la tendencia a etiquetar y condenar nos llevan a un lugar muy peligroso.
El peligro de repetir los errores del pasado
El paréntesis de tolerancia que había sido abierto después de la Segunda Guerra Mundial parece estar cerrándose. Los efectos de la vacuna contra la intolerancia y el fanatismo se están desvaneciendo, y ahora vemos cómo los síntomas de recaída se multiplican por todas partes. Esta situación nos debería dar miedo, ya que nos recuerda que los errores del pasado se pueden repetir si no aprendemos de la historia. Debemos ser conscientes de los desastres que han sucedido en el pasado y trabajar para evitarlos en el futuro. Sólo así podremos asegurar que los años tolerables no se conviertan en algo del pasado.
Conclusión
En resumen, estamos viviendo el fin de una época que hasta ahora había sido considerada como tolerable. Los años de moderación y diálogo están llegando a su fin, y nos encontramos en un momento crítico en el que hay que recordar las lecciones aprendidas durante este período. No podemos permitir que la memoria de las atrocidades del pasado se desvanezca y que los errores se repitan. Debemos trabajar para mantener los valores de libertad, democracia y tolerancia que han sido la base de esa época. Sólo así podremos asegurar que los años tolerables no se conviertan en un recuerdo del pasado.
