Opinión
No es Kate Middleton. Ésta es la conclusión de que a las redes sociales se ha llegado tras la aparición de unas imágenes de la futura reina de Inglaterra yendo a comprar fruta y tras un fuerte revuelo provocado por su estado de salud. Desde que se anunció que se había sometido a una cirugía abdominal, un listado de hechos gestionados con poca transparencia han puesto contra las cuerdas al Palacio de Kensington. Esto ha provocado que se haya convertido en la persona más buscada del planeta. De hecho, me atrevería a decir que es más fácil encontrarse a Rosalía paseando por el entorno de la Morera de Manresa – propiedad de su expareja y donde raramente quisiera pasar un rato-, que la publicación de una foto en buena resolución de la princesa de Gales.
La desconfianza hacia la Casa Real
La poca transparencia con el estado de Middleton -también aplicable al rey y su cáncer desconocido-, ha provocado una fuerte desconfianza hacia la Casa Real. Y el último vídeo, lejos de frenar las críticas, ha sido la gota que ha colmado el vaso.
Las dudas sobre las imágenes
El primer elemento que ha hecho chirriar la credibilidad de estas imágenes, publicadas por The Sun y TMZ, ha sido su calidad. Aunque Kensington ha confirmado a la BBC que quien aparece es la princesa, en las redes sociales y, sobre todo en Twitter y TikTok, el vídeo provoca un fuerte escepticismo. Los conspiradores aseguran que la resolución de las imágenes es muy baja por haber sido tomada por un medio de comunicación -aunque la podría haber hecho un lector-.
Teorías de sustitución
También existen teorías, que tras pasar las imágenes por un sistema de Inteligencia Artificial que mejora la calidad de cualquier imagen, aseguran que quien salió con el príncipe Guillermo es una doble. Los investigadores amateurs también apuntan a que la supuesta sustituta de Middleton es más alta que la princesa.
La gestión de la crisis
Las imágenes aparecieron en la prensa el mismo día en que las redes sociales enloquecían con la reina de las teorías conspiranoicas. Sentenciaban que la princesa de Gales había muerto, difundían fotos de banderas a media asta e incluso alertaban de que la BBC había cambiado a negro su logotipo, cuando siempre había sido así.
Conclusión
Todo esto demuestra dos cosas. La primera, la nefasta gestión de una crisis por parte de la Casa Real británica. En caso de que las imágenes comprando fueran pactadas para disipar rumores, era evidente que su calidad generaría especulaciones, sobre todo después de la manipulación confirmada de la foto familiar de Middleton difundida por la institución hace unas semanas. Si no querían publicarse, de nuevo, error por la falta de explicaciones. Sea como fuere, esperamos que el director de The Crown cambie de opinión y se plantee añadir una nueva temporada a la serie más viral de Netflix sobre la familia real británica.
