Una Experiencia Cinematográfica y Literaria
Cuando Nona Arola, la directora artística del Festival Viñas de Moià, compartió su experiencia de visitar el cine para ver ‘El club de los poetas muertos’, reveló una pasión extraordinaria por la cinematografía y la poesía. Acompañada de sus dos compañeros de peregrinaje cinéfilo y literario, los tres estudiantes de filología en ese momento, vivieron una experiencia única en el cine Alexandra en la Rambla Catalunya de Barcelona. Armados con bolígrafo, libreta y gran pasión por la literatura, absorbieron cada minuto del filme de Peter Weir, capturando citas literarias y poéticas que llenaban el aire de la sala.
La Investigación de la Poesía
Tras capturar las maravillosas citas literarias y poéticas de la película, Nona Arola y sus compañeros se embarcaron en una intensa investigación en la Biblioteca de la Universidad de Barcelona. Pasaron horas removiendo libros para encontrar los poemas y obras que coincidían con las citas capturadas en el cine. Esta dedicación culminó en la publicación de un libro titulado ‘Antología del Club de los Poetas Muertos. Carpe Diem’, que fue un éxito editorial y ha mantenido su relevancia durante más de tres décadas.
La Vigencia de una Experiencia Iniciática
La época de 1989-90 no disponía de las comodidades tecnológicas actuales, como la disponibilidad inmediata de las películas a través de plataformas online. Esto condujo a la necesidad de capturar manualmente la riqueza poética de ‘El club de los poetas muertos’. Pese a los retos, la pasión por esta experiencia cinematográfica y literaria ha mantenido su vigencia a lo largo del tiempo. La película sigue siendo una experiencia iniciática, conectando con clásicos atemporales e inspirando la identificación con los personajes que enseñan a abrazar el momento presente, tal y como se refleja en el lema ‘carpe diem’.
