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El oscuro legado de abusos en la Compañía de Jesús

by PREMIUM.CAT
un home amb vestit i corbata posant per a una foto amb una mirada seriosa a la cara i les espatlles, Carlos Berlanga, ignacio fernandez rios, un retrat de personatge, precisió

Revelaciones sobre los abusos en la orden jesuita

Continúan surgiendo noticias relevantes relacionadas con los actos de abuso dentro de la Compañía de Jesús. La Curia General ubicada en Roma, que representa el órgano de dirección más alto del orden jesuita, ha recibido un informe detallado sobre la investigación llevada a cabo por sus miembros en Bolivia. Esta pesquisa, realizada en 2019, se centró en el caso del español Lucho Roma, un misionero que, entre 1983 y 2002, perpetró abusos contra más de un centenar de niñas indígenas. Roma no solo abusó de ellas, sino que además documentó sus crímenes a través de fotografías y grabaciones en video, dejando un testimonio escrito en un diario. De acuerdo a la información publicada recientemente, este informe llegó a manos de Claudio Paul, quien es el consejero del superior general de la Compañía de Jesús y posee un papel clave en la región de América Latina del Sur. En 2020, envió un correo electrónico al provincial Ignacio Suñol, destacando la necesidad de actuar con transparencia y de informar a las autoridades competentes en Bolivia.

Instrucciones ignoradas y falta de acciones

A pesar de las directrices recibidas, los jesuitas en Bolivia decidieron desestimar todas las recomendaciones, salvo aquella que ordenaba ocultar los escritos de Lucho Roma, los cuales fueron denominados como Los Manuscritos de Charagua, en referencia al lugar donde Roma ejercía su labor misionera y donde cometió sus delitos. Cuando surgió el escándalo, la Compañía de Jesús optó por guardar silencio en torno a la figura del cura español. Recientemente, se dio a conocer un diario en el que Roma confesó sus atrocidades y detalló más de un centenar de víctimas. La información adquirida durante la investigación realizada en 2019, justo antes del fallecimiento de Roma, se originó por una denuncia interna. Esta investigación incluyó informes forenses, testimonios que corroboraban los abusos y evidencias del encubrimiento sistemático de los mismos por parte de la orden durante años. Tras la revelación de estos hechos, los jesuitas finalmente admitieron lo sucedido y establecieron una comisión interna para comunicarse con las víctimas.

El encubrimiento y la inacción

Un correo electrónico ha puesto de manifiesto el encubrimiento de casos no solo por parte de los jesuitas en Bolivia, sino también desde Roma. Al ser interrogado sobre por qué la Compañía de Jesús nunca tomó acciones disciplinarias contra los responsables en Bolivia, Claudio Paul respondió que no le corresponde tratar cuestiones internas de la Congregación en foros externos. En el mismo mensaje, se negó a dar explicaciones sobre por qué no se denunciaron los hechos a las autoridades. Además, la Compañía de Jesús ha declinado responder a más preguntas formuladas por el medio de comunicación, con el portavoz de los jesuitas, Sergio Montes, limitándose a decir que esa era la única información que podían proporcionar.

Detallando los abusos de Lucho Roma

En el intercambio de correos entre Claudio Paul e Ignacio Suñol en 2020, se establecieron tres puntos fundamentales que debían seguirse. Primero, se debía diseñar un plan para atender a las posibles denunciantes de abuso, con el apoyo de la provincia jesuita de Chile. Este plan estaba orientado a ofrecer tratamiento psicológico a aquellas víctimas que se presentaran. Era esencial decidir quién se encargaría de recibir a las víctimas (preferentemente no un jesuita) y establecer un proceso de reparación. Sin embargo, hasta el momento, los jesuitas no han brindado ninguna forma de apoyo ni reparaciones a las víctimas, a pesar de que Lucho Roma dejó documentados más de 70 nombres de sus víctimas en su diario.

La comunicación y los pasos a seguir

En segundo lugar, se hacía hincapié en la necesidad de dar a conocer el caso tanto a nivel interno como externo. Paul recomendó a Suñol enviar una carta a los superiores de todas las comunidades jesuitas en el país para informarles sobre la investigación de Roma, que había revelado abundantes abusos contra menores. También mencionó que esta información había sido notificada al Vaticano y que, para las víctimas que se presentaran, se ofrecería ayuda psicológica como forma de compensación. Además, instó a publicar un comunicado en los medios de comunicación de la provincia, especificando el nombre completo de Lucho Roma. A pesar de estas indicaciones, los jesuitas optaron por emitir un breve comunicado en su sitio web que no proporcionaba detalles sobre el caso y solo hacía referencia a las iniciales del sacerdote.

Consecuencias del encubrimiento y la indignación

Finalmente, Paul advirtió que los documentos internos, incluyendo la copia de la investigación y el diario de Lucho Roma, debían ser mantenidos en la Curia con un trato reservado, señalando que se trataba de ‘información clasificada’. Esta es la única recomendación que los jesuitas han seguido al pie de la letra desde Bolivia. En su diario, Roma describía los abusos cometidos entre 1994 y 2005, proporcionando detalles sobre las imágenes, videos y ataques a más de un centenar de niñas indígenas. Los documentos, que suman 75 hojas, se encontraban desordenados y muchos sin fecha, organizados en tres carpetas diferentes. La Comunidad Boliviana de Supervivientes ha expresado su profundo descontento ante el encubrimiento sistemático que ha ocurrido, no solo en la Curia Provincial de Bolivia, sino también en la Curia General en Roma.

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