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El liderazgo y su influencia en la política

by PREMIUM.CAT

Un líder en duda

En principio, que un líder haga saber que no está convencido de ejercer el liderazgo, que un líder ponga en duda su continuidad, que un líder coja unos días en los que abandone públicamente esta función, a priori, esto es una temeridad y una irresponsabilidad. Es una frivolidad. El líder debe proyectar solidez, solvencia, resilencia, convicción, capacidad; y si manifiestas que no tienes claro que quieras permanecer en ese papel estás proyectando justo lo contrario. Por eso, en teoría, el movimiento de Pedro Sánchez debería ser claramente negativo por su liderazgo y debería pasarle factura.

Una paradoja

Me da la impresión de que ocurre justo lo contrario. Que Sánchez sale reforzado. ¿Y esa paradoja? Hace rato que buena parte de la política no se hace desde la racionalidad sino desde la emotividad. Así, cosas que desde la racionalidad son una pura frivolidad (un presidente del gobierno no puede demostrar debilidad, no puede hacer ver que está tocado, que no va a por todas, y suspender su agenda porque debe reflexionar), ahora bien , desde el punto de vista de la emotividad puede suponer darle la vuelta a una tendencia de antipatía y pasar a conseguir el protagonismo de la víctima que genera un sentimiento de solidaridad, humanizar al personaje… Es evidente que esto sólo pasa a una determinada franja de la población, hay una mayoría que tiene muy claro si está a favor o en contra de Sánchez y, por tanto, todo este show no trastoca su posición, pero hay una franja más indefinida que en este episodio se siente más cerca de Sánchez persona/familia que de sus hambrientos atacantes.

El populismo y su influencia

El populismo es frívolo porque da respuestas simples a conflictos de enorme complejidad. La pasada legislatura Vox atacaba a Armengol por la llegada de pateras con inmigrantes que querían entrar ilegalmente en Europa, o le atacaba por la okupación ilegal de inmuebles, situaciones que siguen básicamente igual pero que ya no se imputan en el Gobierno Prohens. Porque como todos sabemos estos temas en esencia no son de competencia autonómica pero al populismo estos detalles le son baladíes cuando le interesa utilizarlos. La gente premia al populismo y por eso todos los partidos viven un cierto efecto arrastre.

El triunfo del populismo

En estos momentos el populismo triunfa. La gente y los medios no buscan seriedad, buscan contundencia y radicalidad, buscan espectáculo. Y Sánchez es un maestro en el contorsionismo y la adaptación a lo que conviene en cada momento. Podemos tenía que acabar con los socialistas y resulta que las finiquidades han sido las de la nueva política. El aparato socialista tenía que acabar con Sánchez y las viejas glorias están más cerca del PP que de su propio partido. La jugada de Sanchez son fuegos artificiales, su tarea no es realizar juegos de manos sino gobernar un estado, los fuegos salen caros y son muy efímeros, pero como gustan los fuegos artificiales.

La importancia de la coherencia

El argumento racional es que Sánchez hace la moción de censura fundamentada sobre el barro (la corrupción) pero ahora le molesta el barro, pero quien se acuerda de cómo y por qué llegó a la Moncloa. Al igual que quien se acuerda si apoyó el 155 en Catalunya en contra de sus socios de legislatura o que consideraba la amnistía una herejía antes de necesitar los votos de según qué partido. Todo esto son ochos y nuevos y cartas que no atan, porque forman parte de espectáculos pasados ​​y consumidos y lo importante es hacer nuevos espectáculos. Como decían aquellos dibujos animados: ¡no se vayan aunque hay más!

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